Los Servicios de Tránsito Aéreo, ATS por sus siglas en inglés, proporcionan la asistencia necesaria para conseguir un flujo seguro, ordenado y rápido de las aeronaves.
Los objetivos de los servicios de tránsito aéreo son:
1.- Prevenir colisiones entre aeronaves.
Prevenir colisiones entre aeronaves en el área de maniobras de un aeropuerto y entre éstas y los obstáculos que haya en dicha área.
Prevenir colisiones entre aeronaves en el área de maniobras de un aeropuerto y entre éstas y los obstáculos que haya en dicha área.
Acelerar y mantener ordenado el movimiento del tránsito aéreo, garantizando los máximos niveles de seguridad y optimizando la capacidad del espacio aéreo y del aeródromo.
Asesorar y proporcionar información útil para la marcha segura y eficaz de los vuelos.
Notificar a los organismos pertinentes respecto a las aeronaves que necesitan ayuda de búsqueda y salvamento, y auxiliar a dichos organismos según sea necesario.
A su vez, los servicios de tránsito aéreo comprenden tres diferentes servicios para cubrir estos objetivos. Así, el servicio de Control de Tránsito Aéreo, o ATC, satisface los tres primeros, el servicio de Información de Vuelo, o FIS, se ocupa del cuarto y el servicio de Alerta cumple con el quinto objetivo señalado.
Los Controladores de Tránsito Aéreo intervienen en la provisión de todos estos servicios y, específicamente, en el servicio de control de tránsito aéreo, que es prestado de forma exclusiva por ellos.
a)Servicio de control de tránsito aéreo
El servicio de control de tránsito aéreo comprende tres partes: Servicio de control de aeródromo o torre, Servicio de control de área o ruta y Servicio de control de aproximación.
a.1) Servicio de control de aeródromo:
El servicio de control de aeródromo se encarga de la gestión de las aeronaves que se encuentran en tierra, en el área de maniobras de un aeropuerto, o volando en sus inmediaciones. Se proporciona desde los fanales de las torres de control que se encuentran en las instalaciones del propio aeropuerto al que dan servicio. En los últimos años, se han desarrollado varios proyectos a nivel mundial encaminados a permitir la provisión del servicio de control de aeródromo desde un lugar remoto, no situado en el propio aeropuerto. En la actualidad, esta tecnología sólo ha sido aplicada en aeródromos pequeños y sin elevado volumen de tráfico, ninguno de ellos situado en España, donde tampoco hay previsión de hacerlo en un futuro cercano.
En general, el trabajo de un controlador de torre implica la gestión del tráfico aéreo con el que tiene un contacto visual directo. A grandes rasgos, las principales tareas de las que se encarga son:
Autorizar la puesta en marcha de las aeronaves, proporcionando información precisa sobre las condiciones del campo de vuelo, así como de la ruta inicial que deberá seguir después del despegue.
Guiar a las aeronaves que van a salir desde sus estacionamientos hasta la cabecera de su pista de despegue, a través de las distintas rodaduras del aeropuerto, separándolas del resto de aeronaves, vehículos u otros obstáculos que se encuentren en su camino.
De manera análoga, para aquellas aeronaves que acaban de aterrizar, guiarlas desde la pista de aterrizaje hasta sus respectivos estacionamientos, separándolas también de otras aeronaves, vehículo u obstáculos.
Autorizar el despegue y aterrizaje de las aeronaves, separándolas del resto de tráficos que se mueven en el aeródromo y vuelan en las inmediaciones.
Gestionar el tránsito de las aeronaves que sobrevuelan las inmediaciones del aeródromo, separando éstas del resto de aeronaves que se encuentran en las proximidades.
a.2) Servicio de control de área:
El servicio de control de área se encarga de asegurar el flujo ordenado y rápido a través del espacio aéreo de las aeronaves bajo servicio de control durante su fase de vuelo de crucero, manteniendo una separación adecuada entre ellas. Este servicio se presta desde los Centros de Control de Área (ACC) o los Centros de Control de Área Terminal (TACC). En España hay cinco ACCs, situados en Madrid (LECM), Barcelona (LECB), Sevilla (LECS), Palma de Mallorca (LECP) y Gran Canaria (GCCC) y dos TACC en Valencia (LECL) y Santiago de Compostela (LECG).
Las aeronaves, una vez superada la fase de despegue y ascenso inicial, desarrollan su vuelo a través de las distintas aerovías, que vienen a ser las “carreteras del cielo”, hasta llegar al momento del descenso hacia su aeropuerto de destino. Durante este trayecto, los controladores de área vigilan que la aeronave siga la ruta indicada en su plan de vuelo y proporcionan instrucciones de rumbos y cambios de nivel de vuelo, según sea necesario, de manera que se conserve en todo momento la separación reglamentaria entre las aeronaves que coinciden sobrevolando una misma zona geográfica. También, cuando es posible, los controladores aéreos tratan de recortar la ruta que deben seguir las aeronaves, agilizando las operaciones, propiciando el ahorro de tiempo y combustible y promoviendo un uso del espacio aéreo responsable y respetuoso con el medio ambiente. Cada controlador de ruta es responsable de aquellas aeronaves que están atravesando el volumen definido de espacio aéreo que le ha sido encomendado. Este volumen recibe el nombre de “sector”.
a.3) Servicio de control de aproximación:
El servicio de control de aproximación se encarga de la gestión de los vuelos controlados durante la fases relacionadas con la llegada o la salida, esto es, de ascenso inicial tras el despegue, o descenso final previo al aterrizaje. La provisión del servicio del servicio de aproximación puede realizarse, bien desde la torre de control que presta servicio al aeropuerto desde donde las aeronaves van a despegar o donde van a aterrizar, o bien desde el Centro de Control de Área (ACC) o Centro de Control de Área Terminal (TACC) dentro de cuya zona de jurisdicción se encuentra el aeropuerto en cuestión.
La misión del los controladores de aproximación es organizar el tráfico que evoluciona en un entorno amplio de un aeropuerto, normalmente con cambios de nivel, de manera que todos ellos estén correctamente separados, que los vuelos de salida puedan mantener un régimen de ascenso y los de llegada uno de descenso adecuados y, en la medida de lo posible, continuos. Los controladores de aproximación ordenarán su tráfico para que las salidas se integren en sus rutas de crucero y las llegadas se alineen con la pista de aterrizaje, con una separación entre ellos suficiente para permitir su aterrizaje secuencial sin contratiempos.
En general, como se ha mencionado, el control de aeródromo se desarrolla desde el propio aeropuerto, con unas instalaciones adecuadas que permitan a los controladores de torre mantener el contacto visual y una vigilancia directa de los tráficos bajo su control. Sin embargo, este requerimiento no tiene sentido para el control de área y el control de aproximación. La situación de las aeronaves de las que éstos se deben ocupar, casi siempre a mucha distancia y niveles de vuelo elevados, y lo extenso del volumen de espacio aéreo que cada controlador debe gestionar, hacen que sea imposible mantener el contacto visual con ellas. Por lo tanto, los controladores de ruta y aproximación deben apoyarse en una serie de procedimientos y, si están disponibles, ayudas tecnológicas específicas, fundamentalmente a través del uso de sistemas radar de detección, que les permiten garantizar una separación adecuada entre las aeronaves.
Así, a grandes rasgos, podemos distinguir dos formas de gestionar el tráfico aéreo por parte de los controladores de ruta y aproximación en función de si disponen o no de un sistema radar homologado que les permita determinar la posición de las aeronaves en el espacio aéreo: control radar y control por procedimientos o convencional.
Control radar: El radar, acrónimo derivado del nombre inglés radio detection and ranging (detección y medición por radio), es un sistema que, aplicado al control de tránsito aéreo, utiliza ondas electromagnéticas para la detección y posicionamiento de aeronaves a distancia. Esta información se plasma en una pantalla y se muestra a los controladores radar quienes, a través de ella, pueden hacer un seguimiento de la trayectoria de las distintas aeronaves y determinar las instrucciones necesarias que deben ser emitidas para mantener la separación reglamentaria entre ellas.
Control por procedimientos: Cuando esta información radar no está disponible, los controladores de ruta y aproximación deben mantener la separación de las aeronaves mediante el uso de unos procedimientos diseñados a tal efecto. Utilizando la información proporcionada por los pilotos acerca de su posición en el espacio en un momento determinado y conociendo la evolución prevista de cada vuelo (ascenso, descenso, nivel de vuelo, rumbo y/o ruta seguida), los controladores por procedimientos gestionan de forma segura las aeronaves bajo su responsabilidad.
Como es lógico pensar, el control radar, que proporciona una información exacta y actualizada en todo momento de la posición de las aeronaves, permite hacer frente a un volumen de tráfico aéreo mucho más elevado que el control por procedimientos.
En España, la mayor parte del espacio aéreo controlado dispone de cobertura radar y el equipamiento tecnológico necesario para permitir la provisión del servicio de control radar tanto en ruta como en aproximación. Únicamente la aproximación a determinados aeropuertos, por lo general, con un volumen de tráfico no muy elevado, y ciertas zonas de rutas transoceánicas en el Atlántico Sur, gestionadas desde el centro de control de Canarias, utilizan el control por procedimientos.
La inmensa mayoría de vuelos y sobrevuelos que usan el espacio aéreo español son controlados a lo largo de todo su recorrido. Desde que ponen en marcha sus motores, hasta que llegan al estacionamiento en el aeropuerto de destino, las tripulaciones de estos aviones siempre están en comunicación directa con el servicio de control. Los controladores aéreos, mediante autorizaciones e instrucciones precisas, asumen la responsabilidad de gestionar el tráfico aéreo, manteniendo una separación adecuada entre todas las aeronaves y optimizando el uso del espacio aéreo.
Seguridad, orden y rapidez. Éstos son los principios rectores del trabajo de los controladores aéreos, quienes, con su labor, velan por la seguridad de los millones de pasajeros que todos los años utilizan el transporte aéreo en sus desplazamientos, contribuyendo de forma decidida a facilitar la movilidad de los ciudadanos y mercancías y gestionando el tráfico aéreo de una manera eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
b)Servicio de Información de Vuelo
A través del Servicio de Información de Vuelo las aeronaves reciben información que contribuye al desarrollo seguro y eficiente del vuelo: información meteorológica actualizada, estado de las ayudas para la navegación, presencia de aves en la zona e información relevante sobre los aeródromos de interés, entre otras.
También, en aquellos casos en los que no se proporciona servicio de control, se informa a las aeronaves afectadas del resto de aeronaves que vuelan en las proximidades y que pudieran constituir un riesgo para su seguridad. En estos casos, cuando se considere necesario y en la medida de lo posible, se podrá asesorar sobre las opciones para evitarlas, pero sin garantizar la separación entre ellas como ocurre en el caso del servicio de control. Será el piloto al mando de la aeronave el que deberá mantener su propia separación.
Cuando las condiciones lo permiten, especialmente en el caso de vuelos comerciales o zonas con una demanda de tráfico suficiente, siempre es recomendable implementar un servicio de control de tránsito aéreo, que garantiza la separación entre las aeronaves y optimiza las operaciones, frente a un servicio de información de vuelo que únicamente proporciona información y asesoramiento.
c)Servicio de Alerta
El Servicio de Alerta se encarga de recabar toda aquella información de interés necesaria para asistir a las aeronaves que se sepa, o se sospeche, que están en una situación de peligro, extraviadas, en emergencia o bajo interferencia ilícita. Esta información será trasladada al centro coordinador de salvamento apropiado, quien dispondrá lo necesario para auxiliar a las aeronaves afectadas.
La profesión de CTA
Los Servicios de Tránsito Aéreo, ATS por sus siglas en inglés, proporcionan la asistencia necesaria para conseguir un flujo seguro, ordenado y rápido de las aeronaves.
Los objetivos de los servicios de tránsito aéreo son:
1.- Prevenir colisiones entre aeronaves.
A su vez, los servicios de tránsito aéreo comprenden tres diferentes servicios para cubrir estos objetivos. Así, el servicio de Control de Tránsito Aéreo, o ATC, satisface los tres primeros, el servicio de Información de Vuelo, o FIS, se ocupa del cuarto y el servicio de Alerta cumple con el quinto objetivo señalado.
Los Controladores de Tránsito Aéreo intervienen en la provisión de todos estos servicios y, específicamente, en el servicio de control de tránsito aéreo, que es prestado de forma exclusiva por ellos.
a) Servicio de control de tránsito aéreo
El servicio de control de tránsito aéreo comprende tres partes: Servicio de control de aeródromo o torre, Servicio de control de área o ruta y Servicio de control de aproximación.
a.1) Servicio de control de aeródromo:
El servicio de control de aeródromo se encarga de la gestión de las aeronaves que se encuentran en tierra, en el área de maniobras de un aeropuerto, o volando en sus inmediaciones. Se proporciona desde los fanales de las torres de control que se encuentran en las instalaciones del propio aeropuerto al que dan servicio. En los últimos años, se han desarrollado varios proyectos a nivel mundial encaminados a permitir la provisión del servicio de control de aeródromo desde un lugar remoto, no situado en el propio aeropuerto. En la actualidad, esta tecnología sólo ha sido aplicada en aeródromos pequeños y sin elevado volumen de tráfico, ninguno de ellos situado en España, donde tampoco hay previsión de hacerlo en un futuro cercano.
En general, el trabajo de un controlador de torre implica la gestión del tráfico aéreo con el que tiene un contacto visual directo. A grandes rasgos, las principales tareas de las que se encarga son:
a.2) Servicio de control de área:
El servicio de control de área se encarga de asegurar el flujo ordenado y rápido a través del espacio aéreo de las aeronaves bajo servicio de control durante su fase de vuelo de crucero, manteniendo una separación adecuada entre ellas. Este servicio se presta desde los Centros de Control de Área (ACC) o los Centros de Control de Área Terminal (TACC). En España hay cinco ACCs, situados en Madrid (LECM), Barcelona (LECB), Sevilla (LECS), Palma de Mallorca (LECP) y Gran Canaria (GCCC) y dos TACC en Valencia (LECL) y Santiago de Compostela (LECG).
Las aeronaves, una vez superada la fase de despegue y ascenso inicial, desarrollan su vuelo a través de las distintas aerovías, que vienen a ser las “carreteras del cielo”, hasta llegar al momento del descenso hacia su aeropuerto de destino. Durante este trayecto, los controladores de área vigilan que la aeronave siga la ruta indicada en su plan de vuelo y proporcionan instrucciones de rumbos y cambios de nivel de vuelo, según sea necesario, de manera que se conserve en todo momento la separación reglamentaria entre las aeronaves que coinciden sobrevolando una misma zona geográfica. También, cuando es posible, los controladores aéreos tratan de recortar la ruta que deben seguir las aeronaves, agilizando las operaciones, propiciando el ahorro de tiempo y combustible y promoviendo un uso del espacio aéreo responsable y respetuoso con el medio ambiente. Cada controlador de ruta es responsable de aquellas aeronaves que están atravesando el volumen definido de espacio aéreo que le ha sido encomendado. Este volumen recibe el nombre de “sector”.
a.3) Servicio de control de aproximación:
El servicio de control de aproximación se encarga de la gestión de los vuelos controlados durante la fases relacionadas con la llegada o la salida, esto es, de ascenso inicial tras el despegue, o descenso final previo al aterrizaje. La provisión del servicio del servicio de aproximación puede realizarse, bien desde la torre de control que presta servicio al aeropuerto desde donde las aeronaves van a despegar o donde van a aterrizar, o bien desde el Centro de Control de Área (ACC) o Centro de Control de Área Terminal (TACC) dentro de cuya zona de jurisdicción se encuentra el aeropuerto en cuestión.
La misión del los controladores de aproximación es organizar el tráfico que evoluciona en un entorno amplio de un aeropuerto, normalmente con cambios de nivel, de manera que todos ellos estén correctamente separados, que los vuelos de salida puedan mantener un régimen de ascenso y los de llegada uno de descenso adecuados y, en la medida de lo posible, continuos. Los controladores de aproximación ordenarán su tráfico para que las salidas se integren en sus rutas de crucero y las llegadas se alineen con la pista de aterrizaje, con una separación entre ellos suficiente para permitir su aterrizaje secuencial sin contratiempos.
En general, como se ha mencionado, el control de aeródromo se desarrolla desde el propio aeropuerto, con unas instalaciones adecuadas que permitan a los controladores de torre mantener el contacto visual y una vigilancia directa de los tráficos bajo su control. Sin embargo, este requerimiento no tiene sentido para el control de área y el control de aproximación. La situación de las aeronaves de las que éstos se deben ocupar, casi siempre a mucha distancia y niveles de vuelo elevados, y lo extenso del volumen de espacio aéreo que cada controlador debe gestionar, hacen que sea imposible mantener el contacto visual con ellas. Por lo tanto, los controladores de ruta y aproximación deben apoyarse en una serie de procedimientos y, si están disponibles, ayudas tecnológicas específicas, fundamentalmente a través del uso de sistemas radar de detección, que les permiten garantizar una separación adecuada entre las aeronaves.
Así, a grandes rasgos, podemos distinguir dos formas de gestionar el tráfico aéreo por parte de los controladores de ruta y aproximación en función de si disponen o no de un sistema radar homologado que les permita determinar la posición de las aeronaves en el espacio aéreo: control radar y control por procedimientos o convencional.
Control radar: El radar, acrónimo derivado del nombre inglés radio detection and ranging (detección y medición por radio), es un sistema que, aplicado al control de tránsito aéreo, utiliza ondas electromagnéticas para la detección y posicionamiento de aeronaves a distancia. Esta información se plasma en una pantalla y se muestra a los controladores radar quienes, a través de ella, pueden hacer un seguimiento de la trayectoria de las distintas aeronaves y determinar las instrucciones necesarias que deben ser emitidas para mantener la separación reglamentaria entre ellas.
Control por procedimientos: Cuando esta información radar no está disponible, los controladores de ruta y aproximación deben mantener la separación de las aeronaves mediante el uso de unos procedimientos diseñados a tal efecto. Utilizando la información proporcionada por los pilotos acerca de su posición en el espacio en un momento determinado y conociendo la evolución prevista de cada vuelo (ascenso, descenso, nivel de vuelo, rumbo y/o ruta seguida), los controladores por procedimientos gestionan de forma segura las aeronaves bajo su responsabilidad.
Como es lógico pensar, el control radar, que proporciona una información exacta y actualizada en todo momento de la posición de las aeronaves, permite hacer frente a un volumen de tráfico aéreo mucho más elevado que el control por procedimientos.
En España, la mayor parte del espacio aéreo controlado dispone de cobertura radar y el equipamiento tecnológico necesario para permitir la provisión del servicio de control radar tanto en ruta como en aproximación. Únicamente la aproximación a determinados aeropuertos, por lo general, con un volumen de tráfico no muy elevado, y ciertas zonas de rutas transoceánicas en el Atlántico Sur, gestionadas desde el centro de control de Canarias, utilizan el control por procedimientos.
La inmensa mayoría de vuelos y sobrevuelos que usan el espacio aéreo español son controlados a lo largo de todo su recorrido. Desde que ponen en marcha sus motores, hasta que llegan al estacionamiento en el aeropuerto de destino, las tripulaciones de estos aviones siempre están en comunicación directa con el servicio de control. Los controladores aéreos, mediante autorizaciones e instrucciones precisas, asumen la responsabilidad de gestionar el tráfico aéreo, manteniendo una separación adecuada entre todas las aeronaves y optimizando el uso del espacio aéreo.
Seguridad, orden y rapidez. Éstos son los principios rectores del trabajo de los controladores aéreos, quienes, con su labor, velan por la seguridad de los millones de pasajeros que todos los años utilizan el transporte aéreo en sus desplazamientos, contribuyendo de forma decidida a facilitar la movilidad de los ciudadanos y mercancías y gestionando el tráfico aéreo de una manera eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
b) Servicio de Información de Vuelo
A través del Servicio de Información de Vuelo las aeronaves reciben información que contribuye al desarrollo seguro y eficiente del vuelo: información meteorológica actualizada, estado de las ayudas para la navegación, presencia de aves en la zona e información relevante sobre los aeródromos de interés, entre otras.
También, en aquellos casos en los que no se proporciona servicio de control, se informa a las aeronaves afectadas del resto de aeronaves que vuelan en las proximidades y que pudieran constituir un riesgo para su seguridad. En estos casos, cuando se considere necesario y en la medida de lo posible, se podrá asesorar sobre las opciones para evitarlas, pero sin garantizar la separación entre ellas como ocurre en el caso del servicio de control. Será el piloto al mando de la aeronave el que deberá mantener su propia separación.
Cuando las condiciones lo permiten, especialmente en el caso de vuelos comerciales o zonas con una demanda de tráfico suficiente, siempre es recomendable implementar un servicio de control de tránsito aéreo, que garantiza la separación entre las aeronaves y optimiza las operaciones, frente a un servicio de información de vuelo que únicamente proporciona información y asesoramiento.
c) Servicio de Alerta
El Servicio de Alerta se encarga de recabar toda aquella información de interés necesaria para asistir a las aeronaves que se sepa, o se sospeche, que están en una situación de peligro, extraviadas, en emergencia o bajo interferencia ilícita. Esta información será trasladada al centro coordinador de salvamento apropiado, quien dispondrá lo necesario para auxiliar a las aeronaves afectadas.