El Gobierno de Chile quiere mayor concurrencia en uno de los principales concursos de infraestructura que tiene en agenda en estos momentos: La ampliación y operación del aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago. La inversión necesaria supera ligeramente los 700 millones de dólares (515 millones de euros), principalmente para la construcción de una segunda terminal que atienda las operaciones internacionales, y se ofrece a cambio la explotación de toda la infraestructura durante un plazo de 20 años.
A lo largo del primer semestre han sido seis grupos los que han solicitado y obtenido la precalificación para lanzar una oferta. Entre ellos figuran Sacyr Concesiones y Ferrovial Aeropuertos, esta última aliada con las constructoras locales Icafal y Echeverría Izquierdo.
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