Vladimir Tatarenko, un ingeniero ucraniano, ha proyectado una aeronave en la que el lugar habilitado para los pasajeros y el motor se separarían en caso de avería. De este modo, cuando se detectara el problema, el habitáculo de los viajeros se desprendería de los impulsores del aparato a la vez que se desplegarían unos grandes paracaídas que harían que el avión bajara muy despacio hasta el suelo. Además, antes de que se llegara a tocar tierra, unos ‘flotadores’ a modo de ‘airbag’ se hincharían para evitar un impacto fuerte.
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