Las incertidumbres que pesan sobre el futuro del aeropuerto comienzan a tomar forma de certezas. Si hace pocas semanas el aeródromo guipuzcoano recuperaba su condición de aeropuerto frontera, que le permite operar con vuelos con origen y destino en países de fuera del espacio Schengen, en pocos meses culminará el proceso de declaración de excepcionalidad, que le permitirá cumplir con la normativa internacional de seguridad sin necesidad de ampliar la pista. De hecho, el trámite se encuentra en «el tramo final del proceso», según aseguran fuentes de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), la entidad del Ministerio de Fomento que se ocupa de la certificación de los aeropuertos.
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