Cada minuto que pasa, más se tensa la situación, y lo que antes eran mensajes de consenso se están tornando en claros ultimátums. La decisión de Enaire, bajo la batuta de la Oficina Económica de Moncloa, de maximizar la OPV deAena está poniendo contra las cuerdas incluso al alumno más aventajado del extinto núcleo duro, Corporación Financiera Alba, y está tensando la cuerda que hasta ahora seguía manteniendo unidas a las dos partes.
La decisión del zar económico del Gobierno, Álvaro Nadal, de sacar el máximo provecho para las arcas públicas a esta colocación, y dejar que sea el mercado quien marque el precio, ha sido recibida con clara hostilidad entre los March. «Ahora somos más bien negativos para presentar algún tipo de oferta», reconocen desde el entorno de la saga mallorquina.
Todo un jarro de agua fría para una parte del Gobierno, con el propio Ministerio de Fomento a la cabeza, cuyo secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, intentó templar ayer gaitas al asegurar que al Gobierno le gustaría que Aena contara con un núcleo duro, aunque reconoció que «ahora su entrada dependerá de las reglas del mercado».
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