«Si lo construyes, ellos vendrán», decía una voz a Kevin Costner en «Campo de sueños». El granjero construyó un campo de béisbol en su maizal y aparecieron legendarios jugadores muertos con sus guantes, sus bolas y sus bates. En España parece que algunos iluminados autonómicos hubieran oído la misma voz en los últimos años. «Si lo construyes, los aviones vendrán». De momento, no han venido. El aeropuerto sin aviones, como la sandía sin pepitas, es una novedad de los últimos años en España. El aeropuerto sin es una categoría propia de la España del batacazo económico. Seseña en aeródromos. El más famoso, el de Castellón, que se inauguró en marzo de 2011. A dos meses de las elecciones autonómicas. No tenía licencia de apertura ni fecha para el inicio de vuelos. Pero allí que fueron Francisco Camps, presidente de la Generalitat, Carlos Fabra, de la Diputación de Castellón, y un cura para bendecirlo. Sólo faltaban Luis Escobar, Saza y Berlanga para rodar «Aeropuerto Nacional».
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