La primera torre de control remota ha cumplido ya los dos años de funcionamiento en Suecia. El aeropuerto de Örnsköldsvik es controlado desde 150 kilómetros de distancia en el centro Sundsvally. Pero esta tecnología, que muchos expertos consideran válida por el momento sólo para aeropuertos pequeños o medianos, está cada vez más cerca de los grandes. La idea de que los controladores no estén en la torre sino que monitoricen a distancia la actividad de los aviones, mediante cámaras y sensores, ha dejado de ser una tecnología a años de distancia y se nos viene encima. Cámaras de alta resolución capaces de realizar zoom imposibles para el ojo humano y todo tipo de sensores interconectados conforman una red cada vez más inteligente que permite a los controladores remotos no tener una visión directa de lo que sucede y guiarse por la información digital que reciben en sus terminales.
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