Otra visión. A punto de cumplir un año en la gestión del espacio aéreo próximo al aeropuerto de Alicante-Elche, la empresa concesionaria muestra los «secretos» de la torre de control, un espacio más que restringido, donde llama la atención el silencio absoluto y las vistas.

El silencio predomina en la torre de control del aeropuerto Alicante-Elche, ubicada en los alrededores de la antigua terminal 2, hoy en desuso. Frente a las pantallas, la atención se centra en el inminente despegue de un avión con destino a Madrid-Barajas. Abel, el controlador en servicio, habla con el comandante del vuelo, dándole las últimas indicaciones previas al permiso definitivo para volar. La rutina se vuelve a repetir poco después. Y así unas 150 veces al cabo del día, en la actual temporada baja. En verano, el aeropuerto alicantino llega a gestionar unas 300 operaciones diarias.

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